jueves, 2 de diciembre de 2010

Disparando a realidades

¿Sensacionalismo o información relevante?
Es un ser o no ser, una cuestión difícil de resolver. Teniendo en cuenta el derecho a la información recogido en el artículo 20 de la Constitución Española los ciudadanos tienen derecho a conocer y ser informados de todo aquello que pueda ser catalogado como información, siendo los medios los que nos hacen llegar esa información y teniendo en cuenta que en medios como El País se recoge que "las fotografías con imágenes desagradables sólo se publicarán cuando añadan información" se abre el debate.

En mi opinión imágenes como las que se recogen en el reportaje Ciudad Juárez: La muerte imparable o las que forman parte de la cobertura de tragedias como las ocurridas en Haiti o en territorio palestino recogen ejemplos de cómo un fotógrafo o un medio de comunicación puede encontrarse con este dilema. Por ello no son pocos los periodistas que han escrito acerca de ello, ejemplo de ello: Las duras imágenes de una tragedia y Desnudez y muerte en una foto de riesgo ambas de Milagros Pérez de Oliva. Ahora, la ética del fotógrafo es que una imagen debe recoger la verdad, aunque siempre será un punto de vista de ella y no la verdad completa. Por ello debemos exigirle lo mismo que a un texto escrito como recogió el fotógrafo Pedro Meyer en su ponencia la ética en la era de la fotografía digital.

Pues bien, teniendo en cuenta todo lo anterior, las imágenes crudas que apelan a los sentimientos e impactan con todas las consecuencias en la mente de los receptores, desde mi punto de vista, provocan cierta insensibilidad ante ciertos temas que precisan especial atención y con ello pueden llegar a perder su capacidad para atraer la atención del público. Un ejemplo de ello es el documental Earthlings en el que se retrata el maltrato animal, o muchos de los documentales de denuncia que se aprovechan de ello dejando la mente tan aturdida que tan pronto como llegan sus efectos se van, y con ellos aquellas decisiones que podrían ayudar a resolver dicho problema.

Deben sin duda de establecerse unos límites, para conseguir que sea la razón y no los sentimientos la que nos lleve a asumir lo negativo de la realidad para que así nos empuje a buscar soluciones. Lo más acertado pudiera ser la dosificación y la obligada espontaneidad de lo retratado (con ello me refiero a que la realidad es cruda de por sí como para "preparar" fotografías), así también se evitaría que la información morbosa desbanque a la relevante por atraer audiencias.

Dos documentales de denuncia que no podeis dejar de ver:

No hay comentarios:

Publicar un comentario